Esta es
la última parada del capítulo. Si ya has podido llevar a cabo las anteriores,
seguramente estarás experimentando una sensación de alivio y liberación. Sé con
certeza que el proceso es cuanto menos sencillo y corto. Dependiendo del
individuo, puede llegar a durar desde pocas semanas hasta más de un año. Pero,
una vez terminado, te darás cuenta de que verdaderamente vale la pena.
Habrás
podido deshacerte de una gran carga, tanto física como mental. Tendrás un conocimiento
mucho más seguro de lo que posees y no posees, sin que quepa duda alguna. Tu
hogar se verá más amplio y no será necesario invertir tanto tiempo en limpiarlo.
Por último, gracias a las ventas, seguro que habrás conseguido algo de dinero.
Como
comentaba en el anterior post, de ahora en adelante deberás hacer un esfuerzo
para no volver al punto de inicio. Si quieres mantener los beneficios que has
conseguido, tus hábitos de consumo no podrán ser los mismos. Cuando sientas la
imperiosa necesidad de comprar algo nuevo, ten paciencia y reflexiona. ¿Cómo
mejoraría tu vida? ¿Podrías vivir sin ello? ¿Vas a darle mucho uso? ¿Tienes
espacio donde ubicarlo? ¿Puede ocasionarte problemas a la larga?
Recuerda
que los productos son herramientas que nos ayudan a satisfacer necesidades y,
por tanto, mejoran nuestro nivel de vida. No obstante, como en todas las cosas,
esta realidad no es absoluta. Tu felicidad no va a depender de cuánto tengas
sino del significado de las cosas que tengas, de lo que suponen para ti.

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